Acentos perdidos comenzó formalmente el 23 de junio de 2009 como un proyecto personal de Pablo Zulaica Parra (Vitoria-Gasteiz, Euskadi, España, 1982). Actualmente Pablo trabaja en México DF como redactor de publicidad (y también como corrector, por necesidad y por placer). Le debemos a él que la iniciativa se haya extendido a otros lugares como Perú, Argentina, Costa Rica, Venezuela, República Dominicana, Puerto Rico, Colombia y EEUU. Ahora se ha trasladado a España con la idea de que todos aquellos interesados en nuestra lengua podamos formar parte del proyecto. Muchas gracias por todo Pablo.
Gracias al interés de muchos por la ortografía, Acentos Perdidos (AP) se ha convertido en algo mucho mayor. Ahora pretende confeccionar un inventario de los acentos y letras mal colocados en cualquier cartel escrito en español, dondequiera que esté. Como bien indica Pérez Reverte, integrante de la RAE y gran defensor de la Lengua Española: “Que España sea un continuo disparate no significa que quinientos millones de hispanohablantes también estén dispuestos a volverse gilipollas”. Luchemos por nuestra lengua.
Primero. La RAE es quien sienta cátedra en materia de acentos y Acentos Perdidos asiente su criterio.
Segundo. AP es una iniciativa creada desde el interés y por enseñar de forma lúdica, de redactar correctamente, con el propósito inicial de generar ruido y así ofrecer servicios particulares de corrector. AP pretende servir como reclamo universal para una mejor ortografía. Para ello busca la colaboración de cualquier persona dispuesta a proponer ideas o a corregir los acentos gráficos donde falten o sobren. AP intenta poner en práctica su experiencia particular lo cual no le exime de errores humanos.
Tercero. La iniciativa persigue generar sonrisas y no enfados. Para ello AP, siempre que puede, pide permiso para adherir acentos o los coloca de manera que no cueste demasiado desprenderlos. AP no sale corriendo tras pegar el adhesivo y no reincide si éstos son retirados.
Cuarto. AP no se indigna tanto con las incorrecciones de los negocios particulares, y sí con aquellas en las que caen las marcas, los entes públicos o los políticos. Considera que éstos sí tienen la responsabilidad social de comunicar correctamente, salvo que se traten de licencias creativas.
Quinto. AP, pese a su origen ibérico, sabe que la RAE no posee la verdad absoluta y defiende las interpretaciones locales de la norma más allá de su diccionario, siempre y cuando no sean banales. Asimismo, vigila que el grado relativo de normatividad en que vive la comunidad autónoma o localidad no coarte -relativamente- la expresión artística ciudadana.
Sexto. AP no es dogmático en cuanto al uso de los acentos, considera que la lengua tiene por un lado funciones básicas, cuyo fin es la mera comunicación y para la cual quizás no sean imprescindibles los acentos; y por otro lado funciones metalingüística y poética, capaces de generar afecto hacia la lengua misma, hacia lo que evocan y hacia las personas que la utilizan. Con ello, AP reconoce el derecho de las personas a comunicarse, pero reivindica el uso de todas las funciones.
Séptimo. En algunos rótulos o carteles fotografiados hay más de un error y sin embargo no todos están corregidos. Imprimir acentos tiene un costo y la ubicación de algunas letras es más accesible que otras, lo cual obliga a hacer cierta selección. Los acentos perdidos son innumerables y su totalidad, para bien o para mal, inabarcable.
Este blog es para todos. Sal a la calle a poner tildes. Si no puedes imprimir, recorta un pedazo de papel y pégalo donde creas que falta un acento. Pon tu nombre o especifica el texto "paraacentosperdidosespana.blogspot.com". Sácale una foto y envíalo a acentosperdidosespana@gmail.com. Si el letrero está inaccesible, sujeta el acento con la mano y haz una superposición con el fondo del cartel. ¡No vale Photoshop! Lo verás colgado en esta página. Reutiliza ese acento. ¡Y si puedes, recicla el papel sobrante!
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